El Banco Central Europeo está pendiente de las turbulencias del mercado y de la crisis política por la que atraviesa Italia, pero no ve razones para intervenir en este momento, dijeron a Reuters fuentes cercanas al tema.
Las especulaciones del mercado sobre una intervención del BCE se han incrementado después de que los principales partidos políticos de Italia fracasaran reiteradamente en la formación de un Gobierno, lo que elevaba los costes de endeudamiento en la zona euro.
Pero tres altos cargos dijeron a Reuters que el BCE no estaba considerando adoptar ninguna medida porque los indicadores aún no mostraban señales de estrés entre los bancos y el banco central no tenía herramientas o mandato para resolver lo que en esencia era una crisis política.
En concreto, los costes de endeudamiento de Italia aún están a la mitad del nivel que alcanzaron durante la crisis de deuda de la eurozona de 2010-12, los depósitos bancarios estaban estables y no había indicios de estrés en el mercado de préstamos interbancarios.
“Ningún banco central actuaría a raíz de eventos de unos pocos días”, dijo una fuente.
Un portavoz del BCE declinó hacer comentarios.
Los dos partidos antisistema italianos estaban realizando un esfuerzo de última hora por formar gobierno y evitar la amenaza de unas elecciones anticipadas que podrían convertirse en un referéndum de facto sobre la pertenencia al euro.
La mera hipótesis de Italia dejando el euro disparó la rentabilidad de su deuda pública a máximos de varios años esta semana y el país tuvo que pagar tipos de interés mucho mayores por colocar nueva deuda en el mercado.
Pero aunque Italia pagó los intereses más altos en cuatro años por emitir deuda a 10 años el miércoles, el interés bruto del 3 por ciento está muy lejos del 7,56 por ciento al que adjudicó deuda en una subasta en noviembre de 2011.
Los bancos italianos siguen pagando los mismos tipos de interés negativos – en otras palabras, les están pagando – por tomar prestado de otros bancos con la presentación de colaterales, la forma más común de préstamos interbancarios.
Y las apelaciones a la financiación BCE tampoco mostraron indicios de un incremento de demanda por parte de los bancos.
Esto se debe en gran medida a las masivas compras de bonos estatales por parte del BCE y sus tipos de interés ultrabajos – las dos patas principales del programa de estímulos que se prevé que se vaya reduciendo gradualmente en los próximos meses pese a la crisis italiana.
“Aún no estamos en una fase en la que te tengas que preocupar sobre los depósitos bancarios y espero que nunca lleguemos ahí”, dijo otra fuente.
En conjunto, los indicadores financieros planteaban una imagen muy diferente a la del verano de 2012, cuando el presidente del BCE, Mario Draghi, se vio obligado a intervenir para acabar unas turbulencias en los mercados que estaban dejando fuera a países como Italia del mercado de bonos y hundiendo a los bancos.
Además, hay pocos equivalentes obvios actuales a la promesa de Draghi de hacer “lo que sea necesario para salvar el euro”.
Entonces, el mercado apostaba a que el BCE no ayudaría a un estado que se encontrara en problemas en el mercado de deuda.
Esa duda fue disipada por la declaración el BCE, tras el discurso de Draghi, de que estaría preparado para comprar bonos de cualquier país que solicitara un rescate a la UE y aceptara las condiciones asociadas a un programa de ajuste económico.
Pero esta ruta – respaldada por el vicepresidente saliente del BCE Vitor Constancio esta semana – probablemente no será asumible por los partidos antisistema que se oponen a la austeridad.
Fuente: Reuters
Source: Economia
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