La rentabilidad de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a diez años ha superado este martes el 3% por primera vez en cuatro años, concretamente desde enero de 2014 (aunque en estos momentos se sitúa en el 2,991%).

 La subida en el rendimiento de la deuda pública estadounidense es una constante en lo que va de año, debido a que los inversores anticipan un crecimiento económico más sólido en EEUU y un repunte de la inflación.

Al mismo tiempo, la Reserva Federal de EEUU (Fed) prosigue con su proceso de normalización monetaria y subida de los tipos de interés, con el objetivo de alargar el actual ciclo de expansión económica todo lo posible, pero al mismo tiempo intentando evitar que la economía se recaliente.

LA CURVA DE TIPOS

En lo que se refiere a la rentabilidad del bono a 10 años, en lo que va de año ha repuntado un 25%, desde el 2,4% hasta el 3% actual. Por su parte, el rendimiento del bono americano a 2 años ha marcado un nuevo máximo anual en el 2,5%, tras iniciar el año por debajo del 1,9%, una subida del 31%.

Jasper Lawler, analista de London Capital Group, afirma que los rendimientos de los bonos de corto plazo suben porque anticipan “más subidas de tipos por parte de la Fed y el final de los estímulos monetarios de otros bancos centrales”.

Al mismo tiempo, las crecientes expectativas sobre la inflación en EEUU provocan que los rendimientos a más largo plazo sigan el ejemplo. “Eso es bueno”, argumenta Lawler, porque “los rendimientos a más largo plazo en realidad necesitan subir para evitar que la curva de rendimiento se invierta“.

LA TEMIDA INVERSIÓN DE LA CURVA

El temor de los inversores en renta variable es que se produzca una inversión de la curva de tipos. Esto se debe a que todas las recesiones en Estados Unidos desde mediados de 1970 se produjeron meses después de que la rentabilidad del bono a 2 años superase a la del bono a 10 años.

Al mercado le preocupa que la curva de rendimientos se esté aplanando, ya que la rentabilidad del bono a 2 años está subiendo mucho más rápido. Sin embargo, también hay analistas, como Andrew Adams, de la firma Raymond James, que recuerdan el buen comportamiento de las bolsas cuando se ha producido un aplanamiento de la curva.

Por otra parte, como factor negativo, muchos grandes inversores comienzan a rotar sus carteras, ya que una rentabilidad del 3% por parte del bono americano a 10 años actúa como un activo refugio para las manos fuertes. Esto, al mismo tiempo, eleva la prima de riesgo de las acciones estadounidenses y perjudica su potencial de revalorización.

NO HAY SEÑALES DE RECESIÓN

Aunque por el momento, las previsiones económicas de todos los grandes organismos internacionales anticipan un sólido crecimiento durante 2018 y 2019, por lo que en teoría no debería producirse una recesión ni una inversión de la curva de tipos. Por ejemplo, la Reserva Federal actualizó sus previsiones el pasado mes de marzo. Según estas estimaciones, la economía de EEUU crecerá a un ritmo del 2,7% en 2018 y del 2,4% en 2019.

De una manera similar, el Fondo Monetario Internacional elevó sus previsiones de crecimiento para EEUU el pasado 17 de abril. El FMI revisó al alza en dos décimas sus pronósticos del pasado mes de enero para EEUU, cuya expansión alcanzará el 2,9% este año y el 2,7% el siguiente, convirtiéndose así en la economía avanzada con mejor evolución durante los dos próximos años gracias al impacto de la reforma tributaria que entró en vigor en 2018.

LAS PREVISIONES DE POWELL

Sobre la inflación, el pasado 6 de abril, Jerome Powell, presidente del banco central, comentó que su previsión era que “la inflación suba notablemente esta primavera” debido al efecto estacional muy suave de la primavera pasada en el cálculo interanual. “La proyección de la Fed es que la inflación se mueva hacia el 1,9% este año y hacia el 2% en 2019”, añadió.

Respecto a la política monetaria, Powell reiteró que “mientras la recuperación siga su senda actual, un aumento gradual de los intereses será lo mejor para promover el máximo empleo y la baja inflación. Actualmente, subir los tipos demasiado despacio puede hacer que sea necesario subirlos abruptamente en el futuro y poner en riesgo la expansión económica. Pero subirlos demasiado rápido aumentará el riesgo de que la inflación se sitúa de forma persistente por debajo del 2%. Nuestra política monetaria pretende equilibrar estos riesgos”.

Fuente: Bolsamania.com


Source: Economia