Los inversores tienen cada vez más confianza, al menos hasta cierto punto, en que 2018 será el año de las acciones de las petroleras.

Si bien las acciones de las grandes compañías del sector energético vienen subiendo desde mediados de 2017 no han logrado sostener el ritmo de la recuperación de los precios del crudo, lo que ha abierto una brecha de desempeño inusualmente grande. También han quedado a la zaga de los índices bursátiles generales.

La incertidumbre sobre si la remontada del crudo puede mantenerse y los temores a que el auge de los vehículos eléctricos pueda socavar la demanda de petróleo en el largo plazo ponen un signo de interrogación sobre el sector.

No obstante, un panorama más optimista para los precios del petróleo respecto al derrumbe de 2014/15 -sumado a que las empresas del sector energético han vuelto a registrar utilidades y generar efectivo luego de tres años de recortes brutales- podría marcar un punto de inflexión.

“El 2017 fue un año desafiante para los inversores, pero ahora hay oportunidades reales en el sector de la energía”, dijo Olivia Markham, gerente de cartera de BlackRock Commodities Income Investment Trust.

Para Markham los precios del crudo subirán gradualmente hasta 2020 porque habrá una menor oferta, producto del derrumbe de la inversión en el sector en los últimos años.

UBS, RBC y JP Morgan han publicado panoramas muy positivos para el sector en las últimas semanas, mientras que analistas de Barclays pronosticaron el jueves que las utilidades de las acciones petroleras europeas integradas podrían crecer un 20 por ciento respecto al tercer trimestre.

Los optimistas apuntan a hechos como que Shell elevó en noviembre su proyección de flujo de caja al 2020 de 25.000 millones a 30.000 millones de dólares, proyectando precios de 60 dólares por barril.

“Annus Mirabilis. El mayor flujo de caja libre en décadas es un buen augurio para 2018”, dijo Bernstein en su panorama para las grandes petroleras europeas.

Las cifras del año pasado son sombrías, principalmente por un primer semestre lamentable. El índice MSCI del sector energético mundial, que mide los principales papeles ligados al crudo, subió apenas un 1,3 % a pesar de que el Brent tocó máximos no vistos en dos años y medio.

El sector de petróleo y gas de Europa, que incluye a Shell, Total, BP y Eni, fue el de peor desempeño en la región.

Las acciones de las grandes petroleras suelen moverse a la par de los precios del crudo que esas compañías extraen, pero esa correlación se quebró el año pasado. Desde junio, el índice MSCI ha subido un 20 % pero el barril de Brent se disparó un 50 % luego de que la OPEP acordó un recorte de bombeo junto a otros productores.

Pero con los pronósticos de que la producción de petróleo de esquisto en Estados Unidos crecerá con fuerza, sigue habiendo escepticismo respecto a si los valores del barril podrán mantenerse en los niveles actuales.

Las principales petroleras se disponen a recortar el gasto en exploración por quinto año consecutivo en 2018, decididas a mantener la disciplina de capital que se autoimpusieron durante el colapso de los precios del crudo.

“Hay poco convencimiento sobre la sustentabilidad de los precios del petróleo tanto en el mercado como en las petroleras porque nadie está tocando los planes de gasto de capital o de inversión. Todos están esperando para entender qué está pasando”, dijo Angelo Meda, jefe de acciones de la administradora de fondos italiana Banor SIM.

Si las acciones del sector petrolero pueden o no extender su repunte y cerrar la brecha de desempeño en 2018 depende de la suposición de que las petroleras pueden ser prósperas incluso si los precios vuelven a caer.

“A partir de ahora es una cuestión de si los inversores piensan o no que algo ha cambiado verdaderamente en el sector, de que puede haber ganancias incluso si la macroeconomía no ayuda”, dijo Peter Hackworth, analista de acciones de petroleras de Goldman Sachs.

Fuente: Reuters


Source: Economia