Los mercados sólo tienen ojos ya para Jackson Hole. Nadie se lo quiere perder. Y mucho menos el euro, que vuelve a calentarse este miércoles contra varias de las principales divisas del mundo para apretar aún más las tuercas al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.

 En especial, destaca el avance de la ‘moneda única’ contra la libra esterlina. El euro se aprecia un 0,6%, hasta las 0,923 libras, su cambio más alto en ocho años contra la divisa británica. O lo que es lo mismo, desde los tiempos más duros de la crisis financiera, que en 2009 empujaron al Banco de Inglaterra a situar los tipos de interés en mínimos históricos -los recortó al 0,5%; ahora, tras el Brexit, los redujo al 0,25%- y lanzar su programa de expansión cuantitativa (QE).
Actualmente, es la conjugación del renacido vigor del euro y de las dudas que el Brexit proyecta sobre la libra la que está marcando el pulso entre las dos divisas. Y lo hace hasta tal punto que ofrece más argumentos a quienes pronostican ya que el euro alcanzará la paridad contra la libra por primera vez en su historia. Morgan Stanley cree que lo logrará a comienzos de 2018.

La divisa europea también retoma sus avances contra el ‘billete verde’. Se aprecia un 0,3%, hasta los 1,181 dólares.

Estas subidas confirman el ímpetu alcista mostrado por el euro en las últimas semanas, una tendencia que complica todavía más el trabajo del BCE y de Draghi. Una moneda más fuerte reduce las presiones inflacionistas, perjudica a la exportación y genera un efecto similar en las condiciones monetarias al que provoca una subida de los tipos de interés.

Cualquier gesto de Draghi sobre la futura reducción de las compras de deuda o sobre una supuesta subida de los tipos de depósito daría aún más alas al euro

Estos efectos contrastan con los planes del BCE de anunciar el inicio de una progresiva retirada de sus estímulos monetarios, los mayores de siempre. Actualmente, los tipos oficiales se encuentran en el 0%, los de depósito están en el -0,40% y la entidad sigue dedicando 60.000 millones de euros al mes a la compra de deuda en el mercado (QE). Todo ello, con el objeto de incentivar la concesión de crédito y poner más dinero en circulación para ‘fabricar’ inflación y crecimiento. Sin embargo, la inflación continúa claramente por debajo del objetivo de la institución de situarla por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo -en julio se situó en el 1,3%-, y la fortaleza del euro dificultará todavía más que suba hasta esa cota, con lo que el BCE puede verse empujado a retrasar sus planes.

Este escenario marcará la intervención que Draghi protagonizará este viernes en el simposio monetario de Jakcson Hole. En el mercado existe la expectación de que el banquero italiano, que volverá a la cita de Wyoming tras dos años de ausencia, podría aprovechar su discurso para aportar pistas sobre las futuras intenciones del BCE. Sin embargo, el empuje del euro puede obligarle a mostrarse cauto, porque cualquier gesto sobre la futura reducción de las compras de deuda o sobre una supuesta subida de los tipos de depósito daría aún más alas al euro.

“La especulación sobre una inminente reducción de las compras de deuda o sobre una subida de los tipos, con los de depósito de vuelta al 0%, permitiría volar al euro“, confirman los analistas de Julius Baer. “Presumiblemente, Draghi no aprovechará para anunciar el término de la relajación cuantitativa (QE). Esto podría derivar en una apreciación del euro y una significante contracción de las condiciones monetarias”, sostiene Thomas Meyer, analista y fundador del Instituto de Investigación de Flossbach von Storch.

Fuente: Bolsamania.com


Source: Economia